MONUMENTO A LO IGNORADO
La lluvia cae y cuando acaba la lluvia que es buena y piadosa nos encontramos la tierra vestida de verde; vestida de nuevo. La lluvia es necesaria para la vida. Cuando llueve es como cuando se abren las cataratas del cielo y el agua cubre la tierra, llena sus ríos y la hace florecer.
Esa lluvia, en algunas ocasiones suaves y en otras intensas cae sobre las copas de los árboles; las cuales son pomposas, nos dan sombra, son lugar de hacer nidos las aves y hacen que el agua vuelve al cielo y la lluvia vuelve a caer.
Los arboles necesitan el agua; el agua de la lluvia y son un monumento natural a lo olvidado e ignorado. Olvidados e ignorados pues no queremos aceptar cuan necesarios son y cuanto tenemos que cuidarlos.
Los arboles están imbuidos por un alma y son uno de los elementos más puros, espirituales y necesarios en la naturaleza.
Las leyes del mundo han determinado el funcionamiento del mundo desde sus orígenes. Incluyen principios básicos y aunque conocemos esos principios, no queremos aplicarlos cuidando los arboles para que ellos hagan florecer la tierra.
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