Los viajeros al salir de viaje llevan sus equipajes…..

Los refugiados salen de sus lugares de origen con maletas cargadas de sueños, ilusiones, miedos, incertidumbres y desarraigo. Maletas que no se ven, así como no se ve lo que llevan en su interior, solo se siente, se sufren, se padecen.  En esas maletas esta lo único que pueden llevar, lo más importante y preciado que poseen; lo que son.

Sus maletas son maletas emocionales, maletas sentimentales, maletas espirituales. Pero no dejan de ser maletas que es donde los viajeros llevan su equipaje. Como todo equipaje durante el viaje y el desembarco pueden sufrir percances, romperse y hasta desaparecer.

Las maletas que llevan muchas veces se mojan, y de pronto son maletas mojadas. El equipaje de deteriora y se moja pues al paso del tiempo se dan cuenta que esas ilusiones que tenían no se van a hacer realidad, los sueños se van a desvanecer y el desarraigo se hace más fuerte. Al mojarse las maletas el agua se cuela y se mojan, se arrugan y se estropean sus ilusiones y sus sueños. Este equipaje que se destruye, que se rompe que se moja no tiene reclamación pues no hay una estafeta que la reciba.

Al empacar las maletas lo hacen con cuidado; cuidan su contenido con esmero durante toda la travesía y el desembarco pues esas maletas son muy preciadas para ellos; es todo lo que poseen y todo lo que se pueden llevar.  A pesar de cuídalas por su contenido las misma se mojan y su contenido se estropea.

Ellos saben que sus maletas mojadas no tienen reclamación; que han perdido algo muy valioso; han perdido su yo, su ayer….. de pronto solo tienen maletas mojadas.

Mari Carmen Orizondo.

2017.